Resumen ponencias | Foro “Recuperación del Sector Hidrocarburos en la Venezuela Postpetrolera”

Caracas, 27/11/2018, Venezuela

Bienvenida y Programa del foro. Moderador

Andrés Rojas Jiménez: comunicador social, Maestría en Ciencias Políticas, Programa Internacional de Gerencia del Negocio de los Hidrocarburos. Director de Petroguía.

Como introducción al evento comentó los foros que desde finales del 2012 ha promovido el Grupo Orinoco, en alianza con otros centros de pensamiento, Academias Nacionales y universidades; eventos dirigidos a formular políticas públicas que promuevan el reemplazo del modelo rentista por uno de desarrollo sustentable, con énfasis en el análisis de la situación energética y petrolera nacional.

Rojas agregó que estos foros han contado con la participación de una nutrida asistencia y ponencias a cargo de calificados expositores, han permitido establecer un marco conceptual amplio y abierto para el intercambio de ideas sobre el problema que representa para el desarrollo del país la economía rentística y han esbozado algunas iniciativas a nivel macro que permitirían su superación.

Seguidamente presentó el programa del foro que tuvo como objetivos:

  • Dar a conocer un Plan de recuperación de la Industria Petrolera Nacional (IPN), fuerza motriz esencial de la actividad productiva, cuya rehabilitación será indispensable para superar la crisis nacional.
  • Explicar la forma en que el Plan en consideración se insertara dentro de la política macroeconómica prevista para la transición.
  • Coadyuvar a la formación de los consensos nacionales necesarios para alcanzar una transición política exitosa.

PONENCIAS:

¿Por qué Venezuela Postpetrolera?

Claudia Curiel, economista, Máster en Políticas Públicas, Doctoranda en Ciencias Políticas. Presidenta de Mosaikho Analítica C.A.

La intensidad de la crisis que atraviesa Venezuela conduce a que la mayor parte de las ideas y esfuerzos se orienten a su atención y solución. Durante el tiempo que el país ha estado inmerso en la agenda del modelo político del socialismo del siglo XXI, a lo cual se agrega el acelerado colapso en diferentes órdenes, el mundo siguió su curso, marcado por cambios profundos en lo político, lo económico, los flujos de personas, bienes, información y conocimientos, por la tecnología exponencial y los cambios en el paradigma técnico productivo. Dentro de ese proceso, la matriz energética mundial ha registrado cambios importantes.

Es ineludible preguntarse cuando Venezuela logre superar esta crisis, ¿cuál será su rumbo? No puede circunscribirse el análisis de recursos o de flujos. Hay que pensar la Venezuela postpetrolera, no porque no hay más remedio, sino porque es la mejor opción a largo plazo.

Vale la pena cuestionarse si Venezuela ha sido verdaderamente un país petrolero o si se ha centrado en vivir de las rentas del mismo. Desde el punto de vista de encadenamientos productos y articulación de innovaciones, esa pregunta daría bastante qué pensar. Es indiscutible, sin embargo, el papel central que en la caracterización del país ha tenido la renta petrolera: desde el protagonismo y papel del estado, hasta aspectos culturales han estado determinados por ese fenómeno.

La Venezuela postpetrolera es una invitación a revisar si es viable un país con la misma configuración que se forjó a raíz de la renta petrolera, su interpretación y los arreglos políticos que implicó.

En esta reflexión se plantea la necesidad de revisar algunos paradigmas fundamentales que caracterizan a Venezuela como elemento necesario para proponer otro modelo de desarrollo. Dentro de la misma se propone una matriz de interrelaciones que permitirían construir un ejercicio prospectivo a partir de la situación presente del país.

Dentro de esa matriz se revisan los principales desafíos que deben agendarse en materia económica, social, ambiental e institucional, así como las dinámicas fundamentales que vinculan esas áreas. De la concepción resultante, se pueden plantear ejes para la construcción tanto de hojas de ruta como de esquemas de políticas públicas. Las brechas entre la Venezuela de hoy, la que emerja de la crisis y la que es posible construir, tienen que ser entendidas para tener adecuada respuesta desde la visión y los acuerdos políticos.

La Venezuela postpetrolera tiene otros acentos, nos invita a entender cómo insertarnos en la dinámica del mundo que siguió avanzando sin nosotros. No es imposible. Pero si no lo concebimos, lo podremos realizar.


Propuesta para el rescate de la Industria Petrolera Nacional

Francisco Javier Larrañaga: ingeniero industrial (UCAB). Postgrado y Doctorado en Ingeniería Química (Univ. Paul Sabatier, Toulouse, Francia). Consultor Ejecutivo en el Sector Energético. Presidente de la Comisión de Energía de la Academia Ingeniería y Hábitat (ANIH). Miembro del Grupo Orinoco.

La recuperación y rehabilitación de la Industria Petrolera Nacional (IPN), es imperativa, ya que su contribución fiscal será determinante para lograr la estabilización económica y superar la crisis nacional. Esta recuperación debe acometerse bajo una estrategia de activa participación del capital privado, pues la escasez de recursos financieros internos y la brecha tecnológica acumulada hacen indispensable recurrir masivamente a la inversión privada nacional e internacional. El crítico estado de PDVSA y la disminución de la seguridad energética nacional conduce a pensar que, aunque Venezuela cuenta con enormes reservas de hidrocarburos, dispone de poco tiempo para explotarlas, antes del fin de la era petrolera. En este sentido, se requerirá obtener contundentes victorias tempranas en el suministro confiable y oportuno de hidrocarburos al mercado interno e internacional, aspecto clave en la recuperación de la confianza por parte de clientes, socios y la ciudadanía.

El plan se inicia con una propuesta de lineamientos para la transición política y energética, que comprende definiciones básicas en cuanto a:

  • Situación financiera de PDVSA: revisión de convenios internacionales y programas no petroleros, fijación de meta de producción, rehabilitación física y operativa de la industria;
  • Legislación: para facilitar la recuperación de la producción se deberán hacer cambios críticos de la ley Orgánica de Hidrocarburos y crear un Ente Regulador de los Hidrocarburos en un proceso de apertura al capital privado nacional e internacional.
  • Impulso a la reactivación económica: nuevo rol del sector privado nacional y foráneo «activa participación en apertura tecnológica y financiera» en toda la cadena de valor; reformulación del proyecto de explotación de la Faja Petrolífera del Orinoco; recuperación de la producción de áreas tradicionales; suministro de combustibles a la industria eléctrica; estimulo especial a la industria petroquímica e incremento de la participación privada en ella;
  • Transición Energética: creación del Consejo Nacional de la Energía; revisión/validación de compromisos de Venezuela sobre el cambio climático global; impulso a la industria gasífera; mejor aprovechamiento del gas asociado; programa de eficiencia energética; desarrollo de energías renovables y revitalización de la gestión social y ambiental.

Para complementar los lineamientos de política arriba mencionados, se abordan tres asuntos a los cuales se le concede alta importancia: 1) fases y escenarios para la recuperación de la industria; 2) requerimientos institucionales y 3) aspectos críticos de implementación.

A continuación se exponen un cuerpo de propuestas detalladas para iniciar el rescate operacional y financiero de la IPN, con activa participación del sector privado nacional e internacional para cumplir con las metas de recuperación en las siguientes áreas:

  • Capital humano y transformación organizacional
  • Cultura corporativa de seguridad y confiabilidad operacional
  • Impacto ambiental. Sustentabilidad
  • Seguridad corporativa
  • Aumento de la capacidad de producción de hidrocarburos
  • Recuperación de la capacidad instalada en refinación, mejoramiento y petroquímica
  • Suministro confiable y oportuno de hidrocarburos al mercado interno
  • Recuperación de estrategias de comercio y suministro
  • Rediseño de procesos y organizaciones
  • Revisión de las alianzas y compromisos suscritos y en ejecución

Todas estas acciones e iniciativas se sustentan en un conjunto de estrategias transversales entre las que destacan:

  • Posicionar a Venezuela como una opción muy atractiva, captando la gente calificada, toda la tecnología y el capital privado necesario, para alcanzar tal propósito
  • Apalancar la creación de valor por el aumento de la explotación de hidrocarburos:
    – Separar el arreglo PDVSA del desarrollo de producción
    – Recuperar el Modelo de Excelencia Operacional
  • Desarrollar con carácter prioritario el crudo convencional, con inversiones privadas vía Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), y concentrar actividad PDVSA
    en áreas existentes
  • Recuperar la capacidad instalada en la FPO y ejecutar remodelaciones de bajo costo con máxima participación socios. Impulsar nuevos usos de la FPO. mediante CTI.
  • Proteger a toda costa el mercado de crudo pesado del Golfo.

Para concluir resumió los principales Retos y Oportunidades de la Recuperación de la IPN en los siguientes términos:

  • Enfrentar los obstáculos de la crisis que vive el país y sus causas, a través
    de una nueva política y modelo de gestión petrolera.
  • Rescatar posicionamiento de la IPN para que actué como catalizador
    de economía, provea divisas esenciales y satisfaga las necesidades
    energéticas del país.
  • Aprovechar la “ventana de oportunidad” de ingresos petroleros moderados
    (menos de 30 años) para construir una economía competitiva y diversificada
  • Adaptarse a la dinámica del mercado petrolero internacional, orientada
    hacia un uso creciente de energías renovables.
  • Lograr una progresiva y oportuna transición energética, como una oportunidad
    de diversificación de la economía nacional centrada en su potencial humano
    y energético (¨mentefactura¨)

Perspectiva financiera de la Recuperación de la Industria Petrolera Nacional

Ramón Key: economista (UCV), con Ph.D. en Economía de la Universidad de Colorado, USA. Es consultor y profesor en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y coordinador del Centro Internacional de Energía y Medio Ambiente CIEA-IESA. Cuenta con más de 25 años de experiencia profesional en la IPN, en el área de Planificación Corporativa. Profesor de economía en UCV. Miembro del Grupo Orinoco.

La severidad de la crisis económica actual se debe en buena medida al colapso de la industria petrolera. Los resultados operacionales de la IPN que apuntan al declive de la producción de crudos se vienen observando desde el año 2006 cuando se revierten los convenios operativos y se renegocian las asociaciones estratégicas de la Faja del Orinoco. Entre el año 2006 y el año 2014 se presenta una reducción de los indicadores de productividad total de factores que superan el 60%. Esta caída de productividad es a su vez el resultado del modelo económico y social imperante desde el año 1999, el llamado socialismo del siglo XXI en donde se le asigna a la empresa un rol operador y financista de la política social y de desarrollo. Este modelo al ser centralista y estatista crea una paradoja en donde toda la sociedad se hace aún más dependiente de los recursos petroleros pero al mismo tiempo debilita la productividad y la producción de petróleo. Esto se ve agravado a su vez por los subsidios implícitos a los energéticos (98% de subsidio al mercado interno al compararlo con su costo de oportunidad), lo cual debilita el flujo de caja del sector y la capacidad de financiar infraestructura en producción y refinación. La recuperación de la IPN supone que la petrolera estatal retorne a su rol original de operadora, se elimine la presión parafiscal; aguas arriba, se aumente la participación del sector privado; y aguas abajo, se renegocie la deuda financiera y no financiera, y se desmantelen los subsidios implícitos al mercado interno. El aspecto a destacar en relación a estas “palancas de recuperación” es que deben activarse en forma simultánea. Ninguna de ellas por si misma conduce a la solución de los problemas financieros de la IPN. Debe prevalecer un enfoque integral en las reformas del sector. Lo contrario supone un mayor deterioro del sector y sus consecuencias negativas sobre el bienestar de las mayorías.


El Desarrollo Económico Posible en la Transición.

Asdrúbal Oliveros: economista, Master en Gerencia Pública, Programa Avanzado de Gerencia del IESA. Director de Ecoanalítica.

Venezuela se encuentra en una emergencia social sin precedentes, que continúa acelerándose en la medida en que el gobierno recurre a las únicas estrategias que le podrían permitir sobrevivir sin realizar ningún cambio en el modelo económico que trajo al país a esta situación. Los recortes en las importaciones, por un lado, y la caída en los salarios reales, por el otro, son las manifestaciones más claras de que el gobierno ha decidido anteponer su supervivencia a costa del deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos. Así, sin posibilidades de recurrir a la ayuda internacional y con los mercados de créditos cerrados, el país ha sido llevado a una profunda crisis humanitaria cuyas últimas consecuencias aún son desconocidas.

Para enfrentar la emergencia, Venezuela necesitará en el cortísimo plazo restablecer las importaciones de bienes y servicios, para poder cubrir las necesidades básicas de los venezolanos en términos de alimentos y medicinas, así como también abastecer de materias primas a lo que queda de aparato productivo. Esta urgencia pone al país ante un verdadero dilema, toda vez que han sido agotados todos los activos de reserva de la República, y lo poco que queda a esta fecha podría ser consumido entre este momento y la ocurrencia de la transición política. Tomando en cuenta las proyecciones de precios en el mercado petrolero y los niveles de producción y exportación de Venezuela, llevar las importaciones de bienes y servicios al nivel del año 2015 (US$50.000 millones) manteniendo el servicio de deuda tanto financiera como al Fondo de Financiamiento Conjunto Chino-Venezolano (FCCV), provocaría una brecha externa superior a los US$40.000 millones.

Esta cifra no considera las necesidades de inversión para detener la merma productiva en nuestros campos petroleros. Tampoco incluye lo que se requiere para recuperar la infraestructura eléctrica del país, que en su condición actual se ha constituido en una de las principales restricciones al crecimiento. No se incluyen aquí previsiones para pagar las demandas pendientes contra Venezuela en la Corte Internacional de Arbitraje por concepto de expropiaciones. Tampoco incluye la enorme deuda comercial acumulada con toda la cadena de proveedores a través de la figura de Autorizaciones para Liquidación de Divisas (ALD) pendientes. Esto sólo por nombrar los compromisos más connotados de entre los que se tienen conocimiento. La experiencia de quiebras en otros países que han adoptado políticas de corte comunista o socialista del tenor que se ha implementado en Venezuela, sugiere que podrían existir otros compromisos adquiridos a espaldas de la nación que irán apareciendo una vez que ocurra la transición política.

Algo similar ocurre en el entorno fiscal, donde se hace urgente la implementación de un programa de protección social, a través de un subsidio directo que permita rescatar a las familias en situación de necesidad, mientras se recupera el crecimiento y se establecen las bases de una nueva política social. Este programa debe encontrar cabida dentro de un cuadro fiscal que presenta un déficit de más de 10 % del PIB, en esencia financiado con expansión monetaria desde el BCV.

Venezuela debe enfocarse en la producción de bienes y servicios transables, en la descentralización en la toma de decisiones, en la transparencia fiscal, en la diversificación de las oportunidades de inversión y en la disminución gradual de la dependencia hacia el petróleo; en un ambiente en donde el Estado es el garante del respeto a la propiedad privada y demás libertades políticas, civiles y económicas.

Se debe respetar la autonomía del BCV y diseñar una estrategia monetaria que le ponga fin al financiamiento monetario del déficit fiscal y operativo de PDVSA. La Constitución prohíbe al BCV financiar gasto público y convalidar políticas fiscales deficitarias.

La gestión fiscal debe ser más eficiente y transparente, para lo cual se requiere la unificación del tesoro nacional que traiga de nuevo los ingresos y gastos del Estado al escrutinio público, y esté sujeto a mecanismos formales de rendición de cuentas. En este sentido, en la Ley de Presupuesto se deben determinar los ingresos ordinarios sobre una estimación franca del precio del barril de petróleo, y no sobre una fracción de este como ha ocurrido en los últimos años, generando distorsiones graves en la política fiscal. El proceso de reorientación de la gestión fiscal se debe llevar a cabo de manera gradual y con mucha cautela. Del mismo modo, y dentro de los parámetros anteriores, se debe garantizar la transferencia de recursos a los estados y municipios, cumpliendo el tope establecido en la Constitución del 20% de los ingresos ordinarios del presupuesto por concepto de Situado Constitucional.

Tomando en cuenta que no corresponde al Estado ser el único proveedor de bienes y servicios, se debe promover el crecimiento de la actividad productiva privada, en un ambiente de seguridad jurídica y estabilidad económica propicio a la inversión, lo que se traducirá en un aumento en la creación de empleos y en una mejora sustancial en la productividad de los venezolanos. Asimismo, tampoco corresponde al Estado fijar los precios a los que cada bien o servicio debe venderse, por lo que se debe flexibilizar la política de control de precios de manera gradual, consensuada y contingente, reconociendo la existencia de presiones inflacionarias de origen fiscal y cambiario y los posibles efectos distributivos de la liberación.

La política cambiaria debe estar orientada a unificar los distintos mercados y mecanismos, que facilite a Venezuela vender sus productos a otros países y producir para el consumo y la inversión internos. De igual importancia es la solidez de las instituciones, que son las que protegerán al sistema económico de la volatilidad de los precios del petróleo, garantizarán el uso prudente de las rentas que genere y promoverán el desarrollo de nuevas fuentes de energía. Esas instituciones habrán de proveer condiciones de estabilidad para que los esfuerzos productivos puedan apuntar a escenarios de largo plazo, con reglas claras para las decisiones económicas del Estado y para la aplicación del marco regulatorio al que están sometidos los actores privados.

Para hacerle frente a las brechas de las magnitudes que aquí se han descrito y sentar las bases de la reconstrucción, Venezuela necesita recurrir a todos los mecanismos de financiamiento posible, incluyendo la banca multilateral (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, organizaciones para la cooperación y ayuda humanitaria, así como también de préstamos bilaterales, e incluso programas de atracción de inversiones en áreas claves, como la petrolera.

Hace falta constituir un gran frente para la recuperación de Venezuela, que nos permita reformar la economía y reestablecer el sistema de incentivos al trabajo y la producción, mientras se atienden los enormes déficit de atención social y la crisis humanitaria heredada.


Actores clave en la Recuperación de la IPN

Miguel Bocco, ingeniero civil, MSc en Ingeniería Civil, Programa Avanzado de Gerencia. Fundador y ex presidente de la Cámara Petrolera. Fundador y presidente de Vepica C.A.

Hizo una breve descripción del cambio ocurrido en la transformación de las empresas extranjeras en el país, a empresas nacionales y su comportamiento con las empresas venezolanas, que intentaban convertirse en suplidoras de los servicios, en especial: la ingeniería que hasta ese momento era suministrada por empresas del exterior.

En ese proceso fue necesario reunirse para conocer de lado y lado, la posibilidad de utilizar los servicios de empresas nacionales de ingeniería para los proyectos de la industria; al mismo tiempo, el personal venezolano en las operadoras, tenía la falta de experiencia de los grupos nacionales que intentaban prestar esos servicios. Largas discusiones permitieron la participación nacional en la ingeniería de las operadoras de PDVSA sin someter a riesgo su funcionamiento.

La situación del presente ha cambiado y las firmas venezolanas están siendo contratadas en el exterior por la disminución de oportunidades en Venezuela, situación que se revertería tan pronto se produzca un cambio de régimen que asigne la prioridad requerida a la participación del sector privado nacional en la recuperación de la industria de hidrocarburos.

Luis Eduardo Paul, ingeniero mecánico. Postgrado en Economía Petrolera. Ex presidente de la Cámara Petrolera. Presidente del Grupo OTEPI.

La dramática situación de la IPN, que la coloca en el peor momento de toda su historia, sólo puede revertirse a través de un agresivo impulso en la incorporación del sector privado nacional y foráneo en todas las operaciones de la industria. No se trata de privatizar a PDVSA, sino de incorporar a las empresas privadas en las actividades de exploración y producción y en la gestión de las operaciones y el manejo de las instalaciones de producción, transporte y procesamiento de los hidrocarburos, con reglas claras y los incentivos adecuados para atraer el interés y el capital necesario para este propósito.

La Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), que ha sido propuesta como ente público autónomo regulador del sector de hidrocarburos, sería la llamada para definir el alcance y los mecanismos requeridos para la participación del sector privado en todas las áreas de la industria.

La experiencia de la apertura petrolera durante los años 90 representa una referencia de primer orden para iniciar esta nueva etapa. Los resultados obtenidos fueron extraordinarios y, en nuestra opinión, el proceso es replicable.

Cuando ésta comenzó, hace 25 años, PDVSA ya había aplicado un modelo de crecimiento orgánico, el cual produjo muy buenos resultados para recuperar y relanzar la industria luego de la nacionalización. Sin embargo, hacía falta para cumplir los planes de expansión, un volumen de recursos de capital y tecnología muy superior al disponible y de allí la iniciativa de atraer la inversión privada.

Si entonces eso era necesario para crecer, hoy en día se torna indispensable para poder recuperar la industria. De lo que se trata, es de una agresiva política de incorporación del sector privado a la industria en modo de urgencia. Esta es la fórmula que puede garantizar resultados en el corto-mediano plazo, ya que PDVSA no tiene la capacidad en estos momentos para revertir la crítica situación actual.

En conclusión, hay que sentar las bases en muy corto tiempo para iniciar este proceso de incorporación del sector privado a la industria. Y debe realizarse tomando en cuenta las asimetrías que se presentan entre las empresas foráneas y las nacionales, hoy en día muy debilitadas, a efecto de nivelar el campo de juego y ofrecer un entorno económico e incentivos que les permitan nuevamente asumir progresivamente un rol importante en la industria.


Palabras de clausura

Arnoldo José Gabaldón: Ingeniero civil (UCAB), MSc. en Ingeniería Hidráulica y Ambiental, Universidad de Stanford (USA). Doctor Honoris Causa (UCAB). Exministro del Ambiente de Venezuela. Profesor Titular UCAB. Coordinador del Grupo Orinoco.

Grosso modo destacó que el mensaje central que debemos extraer para el futuro inmediato, es que la recuperación de la IPN será posible en la medida que como sociedad tengamos el acierto de poder atraer la gente calificada, toda la tecnología y el capital privado necesario, para alcanzar tal propósito.

“Hay que ser muy enfáticos en señalar que para lograr atraer la tecnología y el capital privado que en tan alta cuantía necesitamos para recuperar nuestra industria de los hidrocarburos, vamos a requerir de buena voluntad, gran creatividad y sobretodo mucha honestidad, en circunstancias en que hemos padecido de un gravísimo déficit de ella en los últimos tiempos. Tendremos que concebir estrategias verdaderamente competitivas para poder entusiasmar a los inversionistas que andan a la caza por el mundo, de buenas oportunidades de negocios”.