Carmen García Guadilla
La importancia y la oportunidad de internacionalizar la universidad venezolana.
La internacionalización de la universidad ha existido desde la Edad Media. Sin embargo, fue a comienzos del siglo XXI que destacó con su protagonismo actual lo que hoy llamamos internacionalización universitaria, apoyándose en tecnologías que en el siglo anterior habían contribuido a globalizar el conocimiento.
Internacionalizar la universidad venezolana no es la respuesta a todas sus necesidades, respuesta que implicaría resolver problemas crónicos de financiamiento, reformar estructuras legales, adoptar una gobernanza más eficaz e implementar nuevos modelos pedagógicos, entre otras acciones. Y, además, cualquiera de esas acciones debe estar precedida por la atención a las graves carencias que viven en especial las universidades públicas autónomas, entre las cuales están los salarios más bajos del mundo y la debilidad extrema de sus infraestructuras y servicios de apoyo.
Pero es también evidente que la internacionalización tiene un rol fundamental en una reforma que haga de la universidad un motor del nuevo estilo de desarrollo de Venezuela. Porque la universidad debe ser una conexión viva de Venezuela con las disrupciones que vive el mundo, impulsadas, entre otros avances, por la inteligencia artificial.
Esas transformaciones, debido a su velocidad y su alcance, tienen el potencial de redefinir estructuras y paradigmas en todas las sociedades. Y, si la universidad venezolana no aprovecha cuanto antes las oportunidades originadas en las disrupciones del sistema mundial de conocimiento, sólo podrá ser vehículo de cambios incrementales y ajustes parciales que impulsen otras sociedades, y el nuevo estilo de desarrollo sólo podrá ofrecer a Venezuela un progreso mediatizado y dependiente.
¿Es relevante sopesar opciones para la internacionalización?
Dos grupos de razones, basadas en la lógica de la era del conocimiento que vive el mundo, justifican que la sociedad venezolana decida a conciencia cómo orientar la internacionalización de su universidad; que lo haga sopesando ventajas, costos y riesgos de las diversas opciones.
El primer grupo reúne motivos casi obvios. El desarrollo de las sociedades depende de una inserción positiva en el sistema mundial de conocimiento, y la universidad debe mantenerse en su frontera porque es la institución central de su educación superior y un actor destacado de su sistema de ciencia y tecnología, que tiene entre sus fines procesar, crear y hacer disponible conocimiento a su sociedad.
El segundo grupo de razones tiene que ver con cómo funciona el sistema mundial de conocimiento y cómo puede la universidad venezolana aprovechar las innovaciones que en él operan, en favor de su propio progreso y del desarrollo de nuestra sociedad.
Las estrategias de internacionalización de la universidad influyen en la inserción de la sociedad en el sistema mundial de conocimiento, y, dependiendo de la calidad de esa inclusión, las asimetrías internacionales preexistentes pueden estrecharse o ampliarse, y podrían abrirse o cerrarse oportunidades para que las universidades del país se beneficien de nuevos paradigmas de educación superior que eventualmente se configuren a raíz de innovaciones en el sistema mundial.[1]
Desde hace más de dos décadas, los países en desarrollo discuten e implementan estrategias en un espacio cuyas fronteras son dos versiones paradigmáticamente contrapuestas de la internacionalización. Una considera a la educación superior como un servicio comercializable; y la otra la concibe como un bien público cuyo acceso y disfrute pueden ser ampliados con base en esquemas de cooperación. Reflexionar sobre esas dos versiones es relevante para la reforma universitaria venezolana.
La internacionalización basada en el comercio de servicios
Estadísticas de organizaciones internacionales,[2] permiten estimar que la importación global de “servicios de educación superior” representó el 0,3% del comercio mundial de todos los servicios en 2011, se quintuplicó para 2021 superando los 70 millardos de dólares y llegó a representar entonces más del 1,2% del gran total.
Tres fenómenos destacan en la lógica según la cual ha funcionado desde finales del siglo XX ese comercio de espectacular crecimiento.
El primero de los fenómenos tiene dos caras: una liberalización profunda de los “mercados importadores” de los países en desarrollo; y la otra la posición de dominio de la oferta que ejercen los grandes exportadores, universidades de clase mundial que establecen parámetros de competitividad que reafirman tal dominio. El segundo, expresa cómo los países en desarrollo legitiman el funcionamiento de este comercio, respondiendo al auge de los “rankings internacionales”, e intentando posicionar universidades de cada país en nichos del mismo comercio en el resto del mundo.
Y el tercer fenómeno es que, en ausencia de reglas y mecanismos concretos que lo regulen, sean nacionales o multilaterales, este comercio sigue creciendo y debilitando a los sistemas universitarios de los países en desarrollo, porque conduce a ampliar las asimetrías internacionales en el dominio del conocimiento, y en consecuencia limitan -en lugar de elevar- las oportunidades de desarrollo de sus sociedades.
En el marco de ese comercio, las universidades de cada país en desarrollo compiten entre ellas, y lo hacen en condiciones muy desfavorables con las universidades de clase mundial de los países desarrollados, cosechando para sí tres resultados: i) reducen su influencia en la formación de las juventudes de sus sociedades; ii) pierden talentos académicos que atraen aquellas, entre otros fines para posicionarse en los propios “mercados importadores”; y iii) profundizan su fraccionamiento, porque una competencia internacional de esa clase, inhibe la cooperación que sería deseable entre las instituciones de un mismo país o región en desarrollo, o incluso entre éstas y universidades de clase mundial.
Las tres Conferencias Mundiales de Educación Superior de la UNESCO (1998, 2009, 2022) tomaron posición en cuanto a la internacionalización, asumiendo enfáticamente una internacionalización basada en la cooperación, considerando a la educación superior como un bien público.
La regionalización y las diásporas como vías de internacionalización cooperativa
Para los países de América Latina, y en particular para Venezuela, se abren diversas vías elementales de cooperación, que pueden ser combinadas en estrategias integradas o implementadas de manera independiente. Entre ellas destacan tres: la llamada “regionalización”, basada en alianzas entre universidades de la región; la conexión con el sistema global de conocimiento aprovechando las redes de sus diásporas de talentos; y las alianzas con universidades de clase mundial en programas específicos de interés mutuo.
La regionalización, una de esas vías, tendría el potencial de hacer retroceder la fragmentación de las comunidades académicas de la región, integrando capacidades y esfuerzos para enfrentar los desafíos de la globalización científica y limitar los efectos negativos de la competencia actual con los centros hegemónicos. De hecho, desde la década de 1990 han surgido importantes organismos regionales e iberoamericanos de educación superior para la integración.
Sin embargo, la concreción de iniciativas significativas en esa dirección en beneficio de la universidad latinoamericana, todavía depende de respuestas consensuadas a interrogantes como… ¿Qué políticas serían necesarias para hacer realidad esta regionalización? … ¿Tiene sentido diseñar un marco común de trabajo entre los países de América Latina, similar al Área Europea de Investigación?; … ¿Deberían impulsarse iniciativas para crear universidades de clase mundial en la región?
La conexión a través de las diásporas con otras universidades del mundo y con los centros hegemónicos del conocimiento es otra vía elemental. China e India tienen experiencias muy positivas de las cuales Venezuela puede extraer lecciones útiles.
Una de esas prácticas ha consistido en conectar individuos de las diásporas de talentos que laboran en instituciones claves de los centros hegemónicos, con universidades del país de origen, propiciando su apoyo a proyectos que éstas desarrollan, y que contribuyan a enlazarlos con organizaciones y redes del país de acogida.
Desde la década de 1980, por lo menos, universidades chinas e indias, como también algunas latinoamericanas, contaron con muchos connacionales residentes en países desarrollados, que actuaban en ellas como profesores visitantes e investigadores asociados en seminarios doctorales y post doctorales, y en proyectos de investigación. Y algunas alianzas entre universidades indias y universidades británicas y estadounidenses “de clase mundial”, nacieron de estas prácticas.[3]
Otras experiencias han tomado el camino de apoyar desde instituciones del país de origen, el funcionamiento de redes de innovación y emprendimiento que permitan a académicos de las diásporas colaborar con sus países de origen sin necesidad de desplazarse físicamente, gracias al uso de las nuevas tecnologías.
Muchos investigadores de la diáspora china, la más numerosa del mundo, contribuyen a la producción científica global, a la vez que colaboran con instituciones de su país de origen. La diáspora india es conocida por su contribución a las tecnologías digitales, principalmente en Silicon Valley, logrando también un impacto en la investigación de alto nivel en su propio país. En América Latina hay algunas experiencias, entre ellas, la plataforma de ChileGlobal, que apoya a emprendedores de clase mundial en las industrias de impacto para Chile.
El caso de Venezuela es particular en América Latina porque tiene una numerosa diáspora de universitarios, que constituye un capital intelectual de gran valor. Sin despreciar oportunidades que se presenten a corto plazo para apoyarse en las redes de esa diáspora en favor de la internacionalización universitaria, en el marco de la futura transición a un nuevo estilo de desarrollo, será importante hacer sinergias entre las universidades, el Estado y empresas del sector productivo para construir redes robustas en todos los espacios en los que está presente nuestra diáspora de talentos.
Mientras tanto, las redes de la diáspora venezolana están siendo tejidas por sus propios miembros sin apoyos del Estado, como iniciativas de la sociedad civil venezolana presente en el resto del mundo, un logro significativo e incluso histórico.
Conclusión
La internacionalización de la universidad venezolana debe perseguir insertarla positivamente en el sistema mundial de conocimiento, reduciendo la asimetría de la relación actual, y hacerla partícipe de las innovaciones globales que la pueden capacitar para generar a su vez conocimiento e innovaciones en beneficio del desarrollo de Venezuela, tanto a través de su protagonismo en la educación superior, como de su rol en el sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación.
Los resultados de las estrategias que se adopten deberían expresarse a largo plazo en mayores oportunidades abiertas para el desarrollo de Venezuela, y en un horizonte más inmediato, en la recuperación progresiva de indicadores de la gestión del conocimiento de las universidades venezolanas, por ejemplo su reaparición entre las primeras diez latinoamericanas, clasificación en la que estuvieron la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Simón Bolívar (USB) hasta 2012, para caer a los puestos 34 y 51 en 2025;[4] o en las primeras 300 del mundo, clase en la cual estaba la UCV a principios de la década del año 2000,[5] para pasar en 2024 al puesto 691, seguida de la UCAB en el 741 y de la USB en el 1001.[6]
[1] Brunner, José J. (2021) Educación superior 2050: Innovaciones disruptivas y adaptaciones incrementales, disponible en https://brunner.cl/2021/03/
[2] Datos del Banco Mundial (WITS), de la OCDE y de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
[3] Por ejemplo, El Instituto Indio de Tecnología de Bombay (IIT Bombay), el de Ciencias de Bangalore (IISc Bangalore) y la Universidad de Dehli. En el caso del IIT Bombay, con las universidades de Oxford y Cambridge, el Imperial College de la U. de Londres, con la U. de Cornell y con el MIT. www.indianewsnetwork; Home – Alliance4universities
[4] QS Latin America University Rankings
[5] https://www.topuniversities.com/latin-america-caribbean-overall?countries=ve
[6] QS World University Rankings
