Arnoldo José Gabaldón | Conferencia | XIX Foro Guayana Sustentable: Dimensión Social del Desarrollo Sustentable | Ciudad Guayana | 21 de noviembre de 2019
Comienzo por manifestar que me siento muy grato, pues es la tercera oportunidad que participo en un Foro Guayana Sustentable. Siempre me ha interesado mucho la motivación de estos foros. Deseo agradecer a los organizadores y muy especialmente al profesor Gilberto Resplandor, esta invitación que acepté desde el principio con mucho gusto, a pesar de las incertidumbres que existen en el país, sobre todo en cuanto a las movilizaciones. Pero bueno, aquí estamos presentes con la seguridad de que vamos a compartir ideas de mutuo interés.
El contenido de la charla consiste, en primer lugar, en unos planteamientos de carácter teórico, que creo que son convenientes refrescar. Luego vamos a hablar del Desarrollo Sustentable en América Latina y de Venezuela en particular. Cerca del cierre formulare algunas consideraciones sobre el Desarrollo Sustentable de Guayana y para concluir expondré un mensaje final.
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ELEMENTOS TEORICOS
Para comenzar considero que hay que tener claros los conceptos de Desarrollo y de Desarrollo con el calificativo de Sustentable.
El Desarrollo en su forma más general, puede decirse que constituye un proceso de ascenso de la población en varias dimensiones. En lo económico, que se caracteriza en nuestra sociedad fundamentalmente por el aumento en la posesión de bienes materiales; un proceso de ascenso social; un proceso de mejoramiento en lo político y uno de elevación cultural. Esta es una percepción más o menos universal, aunque cabe señalar que a veces hay diferencias, pues cuando se le pregunta a algún individuo en particular: ¿qué entiende por desarrollo? Pueden darse respuestas que no están totalmente encuadradas con estas definiciones generales pues, dependen de las disposiciones y especificidades de cada persona.
Ahora bien, cualesquiera que sean las percepciones de lo que es desarrollo, hay que tener muy claro que las actividades sociales y económicas implícitas en él, se apoyan sobre un entorno de recursos naturales y servicios ambientales. Esto es, los servicios ecológicos que el entorno nos brinda. Pero una verdad inexorable, es que las dimensiones del planeta son finitas y por lo tanto su capacidad de carga es limitada. Entonces, el que ese desarrollo sea persistente en el tiempo, depende de que el entorno físico-natural pueda conservar su potencialidad para satisfacer las demandas que la población exige. Esto último, es lo que en forma muy general se ha denominado: la sustentabilidad ecológica del desarrollo. Existe un autor, el Dr. Riechman (2017), que expuso: “Necesitamos bienestar humano pero que sea compatible con los limites biofísicos del planeta”. Considero que esta expresión recoge el sentido fundamental de la sustentabilidad ecológica.
Sin embargo, para que un desarrollo lleve el calificativo de sustentable, no es suficiente que seamos respetuosos con la naturaleza y aprendamos a convivir con ella, sin destruir el potencial que nos aporta el planeta. Es necesario, además, que ese desarrollo sea sustentable socialmente y también en términos económicos; y que sea sustentable políticamente; sobre esto vamos más adelante a ampliar los conceptos. Y se requiere, asimismo, que sea sustentable desde la perspectiva cultural. En otras palabras, es necesario que el desarrollo sea sustentable en sus múltiples dimensiones. Aquí hemos mencionado solo las más importantes.
¿Cuáles podemos decir –de una manera muy abreviada- que son las ventajas de adoptar una trayectoria de desarrollo sustentable? A saber:
- Mayor bienestar humano, con estabilidad social;
- Expansión económica a través de estilos de vida y producción que estén en armonía con el entorno físico natural;
- Progresos predecibles y estables en el tiempo; esto es que sean duraderos;
- Convivencia en una sociedad más justa y democrática;
- Promoción permanente del desarrollo científico tecnológico.
Finalmente, debemos tener en cuenta de manera muy especial, que el desarrollo sustentable expresa un compromiso con la generación presente, pero igualmente, con las generaciones futuras y en esto último debemos hacer mucho énfasis.
Vamos a formular ahora unos comentarios sobre las distintas sustentabilidades que mencionamos anteriormente:
- La sustentabilidad ecológica. Es muy importante que exista armonía entre las actividades que llevamos a cabo en el plano social y económico y los ecosistemas que soportan esas actividades. He definido la sustentabilidad ecológica como la capacidad del planeta para albergar la vida biológica indefinidamente, sin deterioro de sus condiciones para alcanzar tal fin (Gabaldon, 2005).
Una ecuación que me gusta mencionar en este contexto, porque sintetiza dicha problemática a nivel mundial, es la llamada ecuación de Ehrlich, que expresa el impacto de nuestras actividades sobre el ambiente. En esta ecuación, el impacto de las actividades sobre los ecosistemas viene dado por el producto de la población, por sus consumos per cápita y por las tecnologías que ella emplee. Esas son variables fundamentales del proceso de deterioro ambiental que se observa. Veamos con mayor detalle dicha ecuación.
I = P x C x T
Dónde:
I = Impacto sobre el ecosistema
P = Población
C = Consumos per cápita de cada sociedad
T = Tecnologías empleadas.
Como puede apreciarse, la población constituye una variable clave en los impactos al medio ambiente. Ella incide negativamente, sobre la capacidad del planeta para albergar la vida. De aquí la importancia de la cuestión demográfica en este contexto.
En segundo lugar, tenemos los consumos que realizan los individuos dentro de cada sociedad; esos consumos son expresión de los estilos de vida, que pueden ser muy distintos entre los diferentes países. Al respecto puede elaborarse mucho, investigando sobre la relación que los estilos de vida tienen con la conservación de los ecosistemas.
Por supuesto, al hablar de estilos de vida, la variable tecnología tiene una gran importancia, pues la intensidad de los impactos ambientales suele estar asociada al tipo de tecnología utilizada.
Para concluir este comentario sobre la sustentabilidad ecológica, puede decirse que desde un punto de vista pedagógico, la ecuación de Ehrlich tiene la virtud de expresar las variables fundamentales para la sustentabilidad planetaria.
- Sustentabilidad Social. Cuando a la gente se le habla de desarrollo sustentable, la mayor parte se imagina que se trata del cuido de los pajaritos, de los pececitos y de los bosques, entre otros, pero omiten, lo que a mi juicio es fundamental para que ese desarrollo pueda llevar el calificativo de sustentable; se trata de la sustentabilidad social. He expuesto en otras partes, que por sustentabilidad social entiendo una situación en que un alto porcentaje de la población siente alcanzar un nivel de bienestar suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, con la seguridad de mejorar dicha condición a lo largo del tiempo. De manera que la sustentabilidad social, no solamente depende de que la gente satisfaga sus necesidades, si no que perciba que esa posibilidad de consecución de niveles superiores de satisfaccíon, le va a ser factible en el tiempo; eso es lo que la hace sustentable. Dentro de esa percepción, van estrechamente unidos el problema de la sustentabilidad social y la pobreza.
La pobreza constituye una suerte de semáforo en el proceso de desarrollo de los países. Cuando se empieza a prender la luz amarilla, en relación con los niveles de pobreza, hay que alertarse. Cuando se prende la luz roja, es porque los niveles de pobreza han superado umbrales no compatibles con la sustentabilidad. Por eso señalo, que altos niveles de pobreza –como por ejemplo los que registra el país en este momento- constituyen un obstáculo fundamental para alcanzar la sustentabilidad social.
Ahora por supuesto, hay que concebir la pobreza, no solamente como una carencia de recursos financieros, sino también la inexistencia de instituciones o circunstancias, que permitan a las familias acceder a bienes y servicios que son también indispensables para mejorar la calidad de vida. Todos esos factores deben tomarse en cuenta para calificar la pobreza en su justo término.
- La sustentabilidad económica. Se ha puesto de moda entre los líderes de los países, hablar del crecimiento sustentable. Pero no hay quien pueda decir ciertamente: “aquí tenemos un desarrollo económicamente sustentable”. Por lo general no tienen la más remota idea de lo que ese término implica; la mayor parte de las veces, se trata de un planteamiento absolutamente demagógico; ya que no puede haber un crecimiento económico perpetuo, como suelen postular los gobiernos, los empresarios y la mayoría de los economistas. Vivimos en un planeta que tiene unas dimensiones finitas, entonces hay algo que no cuadra. Por eso se plantean dilemas entre lo que es el crecimiento de la producción de bienes y servicios y la conservación de los ecosistemas. Uno de los grandes retos que tiene la humanidad es como sortear ese dilema de manera que a través de nuevas tecnologías, modificaciones de la organización social o haciendo cambios en los estilos de vida, pueda existir un crecimiento económico, que es fundamental para luchar contra la pobreza, dentro de un proceso de desarrollo que sea duradero.
Hay algunos autores –pero ya esto es quizá una sofisticación intelectual- que plantean que la sustentabilidad económica del desarrollo es una situación en que el acumulado en el tiempo de los diferentes capitales con que cuenta una sociedad, crece o al menos permanece constante. ¿Qué es lo que ese planteamiento lleva implícito? Que el crecimiento económico, no solamente es un proceso de aumento de la producción de bienes y servicios, que tiene que ver exclusivamente con la disponibilidad de capital financiero o construido por el hombre. Los países cuentan además con diversos capitales; dispone, en primer lugar, del capital humano, que como está demostrado, es fundamental dentro del proceso de desarrollo. Poseen también un capital institucional, una cultura y un capital natural. Cuando un país, por ejemplo, se enriquece con base a uno solo de esos capitales y se empobrecen los otros, disminuyendo su acervo total de capitales, no hay sustentabilidad económica. Ese planteamiento parte de la premisa de que todos los capitales son economicamente intercambiables, uno por el otro; pero eso tampoco es así, sobretodo en el campo ecológico, pues existen ecosistemas que son irremplazables. Esta es una debilidad de este razonamiento.
- La Sustentabilidad Política. Amartya Sen (1999), un intelectual y economista fundamental, ganador del premio Nobel de Economía hace unos años, expone que la sustentabilidad política se alcanza cuando la población disfruta de plena libertad, condición generalmente factible dentro de sistemas democráticos de buena calidad.
Por otra parte, Acemoglu y Robinson (2012), demostraron en un estudio muy profundo y extenso, que el progreso depende fundamentalmente de la naturaleza de las instituciones que cada sociedad construye. Si esas instituciones son inclusivas y democráticas, existen mayores probabilidades de que el desarrollo resulte exitoso. Cada vez más, el estudio del desarrollo va señalando que las instituciones juegan un papel fundamental y que hay dentro de cada sociedad instituciones que inducen al desarrollo y otras instituciones que son retardatrices, o sea que frenan el desarrollo. En eso consiste la sustentabilidad política del desarrollo.
- La Sustentabilidad Cultural. La cultura de los países juega un papel muy importante en los niveles de desarrollo que alcanzan. Todavía es temprano para hacer un juicio definitivo, pero entre las culturas existentes, parece que no hay una que pueda decirse esté plenamente alineada con las exigencias del desarrollo sustentable, en todas sus dimensiones. Hay manifestaciones favorables a un desarrollo con este calificativo en algunas sociedades, como son por ejemplo: conciencia sobre el valor de la naturaleza y su conservación; mayor disposición al trabajo y al ahorro; una superior consideración de la justicia social. Esas disposiciones de la sociedad que son medibles y los científicos sociales pueden identificar y aproximarse en su cuantificación, no obstante, requieren de algunas otras condiciones, para que pueda hablarse de una cultura de desarrollo sustentable. Esto nos conduce a la conclusión, que uno de los aspectos que está planteado en cuanto a la lucha de la vida biológica por permanecer en el planeta, es que se requiere un cambio cultural. No se quiere decir con ello que se busca una homogeneidad cultural, lo cual sería nocivo. Pero sí, que es necesario una cierta confluencia de elementos culturales que nos aproximen al objetivo deseable del desarrollo sustentable. Más, esos cambios culturales se obtienen solo a través de la educación y de nuevas instituciones. Por eso es tan importante la educación para el desarrollo sustentable, que es mucho más –como podrán inferir por lo que he dicho- que la educación ambiental. Se trata de una educación para vivir dentro de una sociedad democrática; que privilegie la justicia social; que haga entender el funcionamiento ecológico y sus relaciones con las actividades productivas y que induzca comportamientos acordes con la sustentabilidad en su más amplia expresión.
Con esto concluyo los planteamientos de carácter conceptual, que creo eran indispensables, para luego adentrarnos en la problemática del desarrollo sustentable de América Latina y de Venezuela en particular.
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EL DESARROLLO SUSTENTABLE DE AMERICA LATINA Y DE VENEZUELA
Posiblemente caiga muy mal y sea muy crudo decirlo, que en todo el siglo veinte y en lo que va del veintiuno, no puede aseverarse que país alguno de Iberoamérica, haya alcanzado la condición de desarrollado. Pueden existir opiniones adversas a este planteamiento, que exponen que se han registrado progresos en determinados aspectos o lugares, o que hemos crecido culturalmente o en nuestra espiritualidad, pero lo cierto es que de manera comparativa con el resto de las naciones del mundo, el subcontinente no produjo en ese periodo, una nación que calce los puntos como para merecer el calificativo de país desarrollado. Esto me lleva a plantear, que nosotros como proyecto socioeconómico y político en América Latina, hemos fracasado hasta ahora. Lo que tampoco quiere decir, que estemos condenados al atraso para siempre. Precisamente, lo que se busca al plantear esto, es formar conciencia sobre cómo superar el atraso y torcer esa tendencia regresiva, para convertirnos en países en los que exista verdadero bienestar humano y un desarrollo sustentable.
En América Latina –y Venezuela en particular- cuando se analizan las causas del atraso en referencia, se encuentra que en gran medida han sido las instituciones que fuimos creando. Eso ha sido suficientemente estudiado y documentado. Ocurre que hemos tenido instituciones que son socialmente regresivas, económicamente inconvenientes y políticamente contrarias a la libertad. Hubo, sin duda, un movimiento democratizador en el continente, durante los últimos treinta o cuarenta años, pero hay necesidad de evaluar esas democracias. Cuando se les aplican los criterios que suelen emplearse para medir la calidad de los sistemas de gobierno en los diferentes países, resulta que la mayor parte de ellos aparecen como democracias imperfectas, o regímenes híbridos o autoritarios (The Economist, 2018).
Según, Douglas North (2003) – otro premio Nobel – las instituciones son el conjunto de reglas que condicionan las interacciones humanas dentro de una sociedad; la institucionalidad no la constituyen solamente las casillas de los organigramas, con que se describen las organizaciones en los manuales, como suele creerse.
Si partimos de las anteriores realidades institucionales y de la visión amplia de desarrollo sustentable que les he transmitido, diría que en la región solo podrá darse este, en condiciones muy limitadas. En otras palabras, es muy difícil encontrar en la región un país que pueda decirse va encaminado hacia un desarrollo, con el calificativo mencionado. Cuesta mucho demostrar lo contrario. Existen países en el mundo que están más próximos al desarrollo sustentable, que otros. Por supuesto, no es este el caso de Venezuela.
Hablar de desarrollo sustentable comienza porque hay que plantearse la solución de los problemas en el mediano y en el largo plazo. Una de las secuencias que tiene vivir en la incertidumbre en que estamos en Venezuela, es que los horizontes de la gente son el día siguiente o máximo una semana; nadie tiene la capacidad reflexiva para pensar que va a hacer este país, en diez, veinte o cincuenta años. El desarrollo sustentable, por lo tanto, exige que los problemas y sus soluciones se analicen dentro de una perspectiva más amplia, no solamente para lo inmediato, como ocurre en el presente.
Por eso, el Plan País que está formulando la sociedad democrática en Venezuela en la actualidad, debe verse solamente como una guía para salir del atafago o conflicto en que estamos; no se trata de una propuesta con soluciones para el largo plazo. Un proyecto de desarrollo sustentable es algo que debe concebirse dentro de una perspectiva mucho más amplia que la citada.
Hace treinta o cuarenta años, en Venezuela se pensaba más en el mediano y largo plazo, que en las últimas décadas; eso es algo que nos llama la atención. Por eso se concibió el proyecto de desarrollo de Guayana, que requería un largo periodo de maduración.
El desarrollo sustentable podría ser la salida de América Latina, si nuestras sociedades toman conciencia de ello y se esfuerzan por construir una trayectoria alineada con dicho objetivo. Por eso, mi último libro sobre desarrollo sustentable lo titule así: “Desarrollo Sustentable: la salida de América Latina”, porque trato de demostrar que la región tiene numerosas ventajas y que encaminarse por una trayectoria de desarrollo sustentable podría ser la solución ante los fracasos históricos que hemos tenido.
La sustentabilidad futura del desarrollo de América Latina y de Venezuela, depende de que actuemos prioritariamente sobre al menos cuatro aspectos que considero clave:
- Primero, la lucha contra la pobreza para alcanzar mayor equidad social.
- Segundo, el desarrollo del conocimiento a través de la ciencia y la tecnología. Si no invertimos en crear talento, en investigar, en producir conocimiento, en promocionar la innovación, no tendremos una salida exitosa. El que no entiende eso, no comprende el proceso de desarrollo. Por ello, cuando se enviste contra las universidades de este país y todo lo que tiene visos de orientarse hacia el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en la forma en que está ocurriendo actualmente, puede concluirse que es lo más negativo que pueda haber contra el progreso de una nación.
- Tercero, la elevación de la calidad de nuestras democracias. No todas las democracias son iguales, como se infiere de lo dicho anteriormente. Existen democracias de muy distinta calidad; hay democracias de medio pelo, como las que tenemos en la mayoría de los países; esas democracias exigen su perfeccionamiento, o mejoramiento, de lo contrario no será factible un desarrollo sustentable.
- Y cuarto, la gestión sustentable del ambiente. Es obvio que se requiere una mejor gestión del ambiente urbano y rural y en general, de nuestro capital natural, del cual felizmente somos muy ricos.
Para el desarrollo sustentable de Venezuela, existen peculiaridades que por su importancia, considero deben ser tratadas por separado. Nosotros, como tanto se ha dicho, somos el producto de un modelo de desarrollo rentístico-extractivista, establecido durante los últimos cien años, que le dio muchas ventajas al país en las décadas pasadas, pero que fue introduciendo o anidando en la cultura de los venezolanos, ciertas conductas que son negativas para el desarrollo. Eso hace, por ejemplo, que una población como la de nuestro vecino país, Colombia, que tiene exactamente el mismo pasado histórico, mezcla étnica, convicciones religiosas, entre otras características, se comporte de manera distinta de cara al desarrollo, en particular en cuanto a la disposición al trabajo de su población. La cultura que engendró el modelo de desarrollo rentístico entre nosotros, hoy ya agotado, es un obstáculo serio para el desarrollo futuro; es un pesado fardo para acometer una trayectoria de desarrollo autosostenible. Este es un factor que hay que tener en cuenta sobre todo para lo que vamos a decir luego.
He sido un hombre permanentemente optimista; soy lo más alejado que puede existir, de lo que llaman los catastrofistas. En caso contrario, no me hubiese mantenido, y ya voy a cumplir sesenta años de graduado en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, fiel a las causas que han motivado mis trabajos. ¿Por qué? Porque siempre he tenido la esperanza de que los venezolanos lo podemos hacer mejor. Pero eso no obsta, para dejar de calificar la situación de Venezuela en la actualidad como un caso de estudio, por la magnitud del fracaso que presentamos como sociedad. Vamos a decirlo claramente, la situación que atravesamos no es culpa exclusivamente del régimen; esto es la culpa de la sociedad en su conjunto que ha permitido ese tipo de régimen.
Lo dicho anteriormente, no es para asustar a la gente, sino para crear consciencia sobre la dirección en que deben estar encaminados los esfuerzos futuros para superar la crisis.
Lo que le ha ocurrido a nuestro país es realmente muy grave. Busquen las estadísticas comparadas de desarrollo o los indicadores que sirven para calificar el bienestar humano y vean que lo que le ha ocurrido a Venezuela es una cosa terrible; no es que se produjo un ciclo económico adverso que nos afectó, o que bajaron los precios del petróleo. Si fuese así, podríamos decir que cuando se supere el ciclo o aumenten dichos precios, vamos a salir de esta situación. Lo que le ha ocurrido a Venezuela es espantoso. No hay ningún otro país de la América Latina –posiblemente Haití, que no pudo superar la catástrofe que tuvo durante su periodo colonial- que haya tenido una caída tan estruendosa, como la de nosotros.
Esas son llagas, que aunque dolorosas hay que remover. A los jóvenes hay que decirles: esto que nos ha sucedido es horroroso y por eso constituye un llamado a que se preparen mejor y con visiones diferentes, para superar esa situación.
En oportunidades anteriores (Gabaldon, 2017) he formulado como hipótesis, que Venezuela está pasando por un periodo de regresión social. ¿Qué llamo regresión social? Cuando en una sociedad, una serie de parámetros empiezan sostenidamente a declinar; retroceso en los índices de salud, en la calidad de la educación, en la producción científica y su desinstitucionalización, entre otras manifestaciones negativas. Lo he dicho para llamar la atención de los científicos sociales de las universidades, para que investiguen las causas que han generado este proceso, de manera que podamos actuar sobre ellas, cuando decidamos enmendar nuestro curso de desarrollo.
Entre otras cosas, esto me lleva a concluir, que pensar ahora en el desarrollo sustentable futuro de Venezuela, pasa por liberarnos del actual régimen: porque es desarrollista en su peor expresión, destructor del capital humano y natural, demoledor de nuestras instituciones, retrógrado en todos los aspectos y ha sido el mayor motorizador del atraso que se ha tenido Venezuela durante toda historia.
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ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL DESARROLLO SUSTENTABLE DE GUAYANA.
De acuerdo con la tabla de contenido, formularemos ahora algunas consideraciones someras sobre el desarrollo sustentable de Guayana.
Si alguna región tiene todo lo necesario para alcanzar un desarrollo sustentable, es Guayana, como lo es también Venezuela. Yo no vivo aquí en Guayana para percibir en carne propia todos los problemas que está sufriendo su gente; yo los leo o los oigo, no los siento directamente; mas, percibo que son muy graves, sin embargo, no me siento con las calificaciones y experiencia necesaria, para venir a dictar pautas sobre cómo debe ser el desarrollo sustentable de la región, ante una audiencia tan calificada como esta, de la Universidad Católica de Guayana. Por lo tanto, lo que voy a comunicarles son aspectos de sentido común y producto de otras experiencias; sin embargo, uno olfatea, que el desarrollo futuro de la región está actualmente amenazado por riesgos muy preocupantes. ¿Cuáles son esos riesgos? Veamos:
- El proyecto Arco Minero de Guayana. Considero que es un proyecto, como hablaban las tías antiguas, diabólico. Porque va contra el porvenir de la región; no solo conspira contra sus recursos hídricos, su potencial hidroenergetico, la institucionalidad, su población indígena, la biodiversidad, sino contra todo eso a la vez.
- La desinstitucionalización que se está llevando a cabo es muy grave. Este es otro de los grandes riesgos que tiene la región en la actualidad.
Semanas atrás, en un acto para conmemorar los doscientos cincuenta años del nacimiento de Alejandro Humboldt, quien estuvo a principios del siglo XIX por la región de Guayana y Amazonas, investigando sus recursos naturales; expuse que en algunos aspectos, tales como los de carácter institucional, parecía que teníamos la tendencia ahora a retroceder a principios del siglo veinte.
Les relato. Existió en el Territorio Amazonas un célebre caudillo, forajido y delincuente, que se llamó: Tomas Funes, un señor que había sido guerrillero anteriormente y que se apoderó del gobierno de dicho Territorio, pues le hizo la corte al dictador Juan Vicente Gómez, para que lo designase gobernador. Funes fue gobernador por siete (7) años, haciendo lo que le venía en gana, promoviendo el contrabando, el comercio ilegal de minerales y especies naturales preciosas y asesinando mucha gente. Para resolver esa situación tan anómala, tuvo que venir otro celebre guerrillero, esta vez contrario a Gómez, el General Emilio Arévalo Cedeño, quien invadió el país por el Territorio Federal Amazonas, puso preso a Tomas Funes y lo fusiló después de un juicio sumario, en la Plaza Bolívar de San Fernando de Atabapo, que era la capital.
Cuando se leen las aventuras de Funes, se encuentran muchos parecidos con la situación actual, en que ha desaparecido en un amplio espacio, cualquier rastro de institucionalidad pública. No existe la presencia del Estado, ni estado de derecho; se ha establecido un régimen de pranes; ocurre la invasión de fuerzas paramilitares o terroristas extranjeras, que están ocupando amplias superficies de los estados Bolívar y Amazonas. Miles de garimpeiros están destruyendo el entorno natural. Esa es una situación de extrema gravedad institucional y alto riesgo para el desarrollo futuro de la región.
Recuerdo, pues me llamó mucho la atención, que a fines de los años ochenta hice un viaje a Colombia y el embajador de Venezuela en ese país, el Doctor German Carrera Damas, distinguido historiador, me dijo: “uno de los principales problemas para el desarrollo de Colombia, es que el Estado Colombiano no está presente en cerca del cuarenta por ciento (40%) de su territorio”.
Por lo tanto, la perdida de institucionalidad en la región de Guayana, ya que ha quedado al margen de nuestro Estado, constituye un riesgo enorme para adelantar su desarrollo futuro. Ello es notorio, sobre todo, si se le compara con épocas anteriores, cuando existieron instituciones que fueron capaces de echar a andar un proyecto tan exitoso como lo fue el polo industrial de Puerto Ordaz, la nueva ciudad de Santo Tome de Guayana y el aprovechamiento hidroeléctrico del rio Caroní.
- Finalmente, pues existen muchos otros factores de riesgo, menciono el dilema planteado en la actualidad sobre el futuro de las mayores industrias de esta región. Cual deberá ser el futuro de las grandes industrias, que fueron el aire que soplo estas velas, para que se llegase a que Ciudad Guayana alcanzase la envergadura económica y demográfica que tiene hoy y pudiera crearse el empleo que se generó.
Cuando ocurra el cambio político deseado por la mayoría de los venezolanos, nos encontraremos con ese tremendo dilema: ¿qué hacer con muchas de esas industrias? Algunas de ellas se hicieron tecnológicamente obsoletas, otras porque quizás la matriz energética que requieren está a contrapelo con lo que el país puede ofrecer. Habrá que resolver así mismo, sobre como satisfacer el suministro necesario de gas y como recuperar el potencial hidroeléctrico, que está inoperativo por incapacidad e indolencia. Resolver todos esos problemas nos colocaran en una situación sumamente compleja, cuya solución acertada constituye un serio factor de riesgo, que demandara por lo tanto ser resuelto con inteligencia y buen tino político, para que esta región pueda reencaminarse.
Ante esta situación diría, que una de las decisiones que conviene tomar es la creación de organizaciones de la sociedad civil, capaces de efectuar estudios prospectivos sobre el desarrollo de la región. Desde esa perspectiva, un núcleo como la Universidad Católica de Guayana, es un centro por excelencia para promover ese tipo de análisis; por eso también tiene tanto sentido organizar y promover estos foros de Guayana Sustentable, ya que es la sociedad civil, a la que le va corresponder decirle a los próximos gobiernos: “miren señores por ahí no es, es por aquí, es por allá” y “esto no se puede hacer”.
Diseñar el futuro de Guayana es una responsabilidad principalmente de los Guayaneses; eso no se puede hacer desde el ministerio de planificación en Caracas, para que venga a proponer las nuevas estrategias de desarrollo de Guayana. Aquí existe talento suficiente acumulado, para que piense con seriedad y mejores elementos de juicio, sobre cuáles son las llaves que van a destrancar los múltiples candados que se le han puesto al desarrollo de esta región, durante los últimos años.
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MENSAJE FINAL.
Concluyo diciéndoles, que desarrollo sustentable significa:
- En primer lugar, reforzar la capacidad de previsión. A las sociedades que tienen esa capacidad, les va mucho mejor, porque siempre están preparadas para anticipar los problemas y resolverlos, dentro de un horizonte de tiempo suficiente. Además, se requiere establecer un compromiso ético –esto es muy importante- que suele ser omitido cuando se hace este tipo de análisis: el desarrollo sustentable es en primer lugar un compromiso con las próximas generaciones –más allá de las presentes- de allí que eso implica, un compromiso ético con el futuro.
- Segundo, la construcción de instituciones apropiadas. Como he dicho reiteradamente, cuando se compara el desarrollo de los países, se encuentra el rol preponderante que han jugado ciertas instituciones. Por ejemplo, pienso que en la segunda mitad del siglo veinte, la Corporación Venezolana de Guayana significó una institución que contribuyó apreciablemente a orientar el desarrollo y que tenía concentrado talento suficiente para planificar los requerimientos del urbanismo, el futuro desarrollo industrial, anticipar la demanda de energía del país, todos aspectos sumamente importantes. Hay que plantearse prioritariamente esa reconstrucción institucional, lo que no quiere decir revitalizar estructuras que a lo mejor las penetro el comején de la obsolescencia, la desidia y la corrupción y por lo tanto ya no tienen salvación.
- Tercero, para el desarrollo sustentable, es indispensable instaurar regímenes que promuevan la libertad y ellos no son otros, que sistemas democráticos de mejor calidad. Rescatar su democracia, es uno de los mayores retos que tiene la sociedad venezolana en la actualidad. Pero no para establecer una democracia de la misma calidad que tuvo en el pasado, sino una más exigente, mucho más eficiente; una democracia que satisfaga las nuevas necesidades que han ido apareciendo. Y muy importante sera que esa democracia le cree conciencia a la sociedad sobre el significado de un desarrollo con ese calificativo, a través de una buena educación para la sustentabilidad. Una democracia que demande líderes bien formados, para que miren más allá de lo inmediato. Nosotros no podemos satisfacernos con líderes que estén pensando solamente en cómo alcanzar el poder. Requerimos un liderazgo que haya entendido y analizado las tendencias de nuestro desarrollo y esté capacitado para instrumentar las soluciones que demanda Venezuela, para que pueda retornar a una trayectoria de desarrollo y deseablemente de desarrollo sustentable.
Muchas gracias.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Acemoğlu, D. y Robinson, J.A. (2012). Why Nations Fail. New York: Crown Business.
Gabaldon, A.J. (2005). Desarrollo Sustentable. La salida de América Latina. Grijalbo. Caracas.
Gabaldon.A.J.(2017) Discurso: Venezuela frente a una tendencia histórica regresiva. Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat. 9 d febrero del 2017
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Riechman, J. (2017). “El cambio climático es el síntoma, pero la enfermedad es el capitalismo” (Entrevista por Gorka Castillo), CTXT 135. Madrid.
Sen, A. (1999). Development as Freedom. New York: Anchor Books.
The Economist Intelligence Unit (2018) Democracy 2018. London.